“Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.” Filipenses 1:6 (NTV)

Nos toma años el crecer y convertirnos en adultos, y le toma toda una temporada a la fruta para que madure. Lo mismo sucede con el fruto del Espíritu. El desarrollar tu carácter a la semejanza del de Cristo, no puede apresurarse ni darse de la noche a la mañana. El crecimiento espiritual, así como el crecimiento físico, toma su tiempo.

Pero el crecer es totalmente involuntario; el madurar no lo es. Maduras espiritualmente en la misma medida en que los frutos del Espíritu maduren en ti.

Antes de que Cristo entre en nuestras vidas, inundándonos con su amor y perdón, algunas veces Él tiene que “ablandarnos”, permitiendo que nos vengan problemas que no podemos manejar. Mientras que algunos abren sus corazones a Cristo la primera vez que Él llama a las puertas de sus vidas, la mayoría de nosotros nos resistimos y defendemos, creyendo que no lo necesitamos.

En el momento en que aceptas a Jesús como tu Señor y salvador, le permites a Cristo entrar decididamente a tu vida. Pero puedes pensar que el haber rendido toda tu vida al Señor es mas que suficiente, pero la verdad es que todavía hay mucho trabajo por hacer para el resto de tu vida, del que hoy, ni siquiera eres consiente. Solamente puedes entregarle a Jesucristo tanto como entiendas en ese momento. Y eso está bien.

Una vez que Cristo entra a tu vida y corazón, Él inicia una campaña para ir tomando más y más territorio hasta que toda tu vida es completamente de Él. Habrá luchas y batallas, pero el resultado nunca estará en duda. Dios lo ha prometido: “Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.” (Filipenses 1:6 NTV).

Reflexiona sobre esto:

• Describe tu experiencia con Jesús antes de hacerlo tu Señor y salvador. ¿Qué permitió Él, que sucediera en tu vida con la intención de “ablandarte”? ¿Cómo respondiste?
• ¿Cuáles son las áreas de tu vida que no has rendido todavía al Señor?
• ¿Qué fruto del Espíritu quieres que Dios produzca en tu vida?

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